Cuando quería ser mayor...

Hace ya un tiempo, cuando todos en mi barrio eramos muy pequeñitos teníamos la costumbre de sacar el paso de la cruz de mayo. Con los años nuestra cruz fue evolucionando hasta llegar a tener un magnífico paso elaborado por un carpintero. Durante todos esos años, mi gran amigo Jesús y yo nos dedicabamos a ser hucheros (por ser los pequeprices del barrio, como diría rafalín por aquella época). El último año que salí con los de mi barrio faltaban costaleros. Yo había crecido un poco, aunque siempre fuí alto desde pequeño (ahora no lo soy tanto). Me quería sentir grande y, durante los ensayos, me metí debajo del paso. Mi hermano Riki vió que yo no podía con el paso, que tenía que ir de puntillas para llegar a la trabajadera. Me dijo que lo mío era la hucha. Yo me volví loco, comencé a llorar y a meterme con mi hermano. Nadie me había conocido así. Nunca había reaccionado de esa manera. La verdad era que quería ser un niño grande y coger el paso, dejar atrás la hucha y ellos me lo estaban impidiendo. Ser grande era algo guay, chulí, maravilloso...como lo queráis llamar.

Ahora, con el paso del tiempo, entiendo que mi sitio estaba fuera del paso. A cada cual según su momento. Mi momento era que debía seguir jugando el rol de niño  aunque yo pensara que era otra cosa. Ahora se supone que soy un poco más mayor, tengo más responsabilidades y me doy un poco más de cuenta de lo que sucede a mi alrededor. Sin embargo, aunque no llore, rabie y estalle como aquel día, es importante también querer ser niño para poder disfrutar como ellos lo hacen de la vida.

En la imagen un niño que disfruta con su amigo.

Además os cuento dos secretos:
.artel im res edeup oñin odneis riuges ed aznaroña im ed ojelfeR
.zeñin im ed ojelfer se negami asE