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viernes, 17 de mayo de 2013

El ser humano intergeneracional.

Si has leido alguna vez este blog, habrás podido apreciar la carencia de una línea coherente en relación con los temas que en el mismo son abordados:un día hablo de un viaje, otro de una tarde con mi gran amigo José Luis... este hecho no es más que una prueba evidente de la falta de continuidad en la realización del sitio, que hace que mi día a día haga que cambien los intereses primitivos del que suscribe estas palabras.

Hoy, al igual que ayer, he de retomar un tema que se me planteó en un curso de literatura en bachiller allá por el 2007. La pregunta era sencilla:

 ¿Cuál ha sido la época más sanguinaria de la historia de la humanidad?

Cuando me hago esta pregunta lo primero que debo decir es que eso de la historia de la humanidad, nos viene grande, muy grande. Yo, mis compañeros de clase e incluso el profesor de literatura no tendríamos vidas suficientes para llegar a conocer la gran variedad de hechos acaecidos en la historia tanto temporalmente como geográficamente. Entonces, yo desde mi desconocimiento, y bajo el principio de que cuanto menos errada sea la respuesta más acertada será la misma, abordé esta cuestión de manera simple y sencilla. Dije, voy a analizar de la historia de los reinos europeos y a partir de finales de la alta edad media o ,mejor dicho, el final de la misma con el descubrimiento de América. Mis conclusiones en el ejercicio fueron contundentes, todos los tiempos fueron igual de sanguinarios, siempre hubo luchas, guerras (se llame la conquista de América, se llame la I o II guerra mundial). Todos han aniquilado en la medida que los medios de la época se lo han permitido (y por desgracia estos medios siempre han tenido una evolución que le permiten un mayor alcance).

Hoy me vuelvo a plantear esta pregunta, manteniendo la misma respuesta, afirmando que ha sido en nuestra historia donde había ser humano había conflictos bélicos (desde las guerras de la antigua grecia, o al conflicto Israelí-Palestino). Se puede decir que allí donde había un ser humano, había una fuente de conflicto.

La causa de estas guerras, siguiendo la opinión del distinguido Krishnarmuti, se encuentran en la cultura que es lo que va a determinar la existencia de diferencias entre los pueblos que les llevan a luchar. La cultura pasada era una causa de enfrentamiento, donde lo ajeno a cada uno de nosotros, a nuestros elementos más identificativos ( nuestra religión, nuestro país, nuestro color, nuestro feudo, nuestra lengua...).

Este análisis me lleva a imaginar los terribles sufrimientos que ha sufrido un ser humano intergeneracional, que haya vivido a lo largo de la historia estos enfrentamientos, que sólo vive en mi pensamiento, que aprecia la gran desigualdad que ha existido entre los seres humanos a lo largo de la historia y las innumerables luchas y las muertes que tuvieron como resultado. Pero el poder imaginar lo que siente este ser humano me ha llevado a escribir estas palabras que no son más que el resultado del sufrimiento que siento por todas aquellas personas que han sido tratadas de manera desigual, aquellas a las que le han quitado lo más valioso que tenían, la vida, la familia, por voluntades ajenas, por intereses políticos, religiosos, y la mayoría de las veces detrás de estos económicos.

La esperanza es un sentimiento que está muchas veces unido a situaciones de angustia, que nos permite aminorar la misma. Nerviosismo, angustia no existen palabras para definir lo que una persona siente cuando se ve envuelto en una situación de peligro, una situación muy presente hoy en día en muchos lugares de la tierra. Estas palabras que me susurra al oído el ser humano intergeneracional son un IMPULSO para construir una cultura de entendimiento de las diferencias, de la comprensión de las mismas y del respeto. Una parte de mi me lleva a pensar que ya se han dado pasos muy importantes, como la convivencia en grandes ciudades del mundo de personas con diferentes creencias religiosas, intereses políticos y económicos. Pero todavía queda mucho por caminar, en estas grandes ciudades, muchas personas son discriminadas o no tienen que comer, esta forma de trato no es peor que la guerra que ya vivieron antes, construir una cultura donde lo diferente de otras personas no sea un elemento de distinción y de lucha sino de respeto y tolerancia, que le apreciación y conocimiento de las distintas culturas nos lleven a una situación de cohesión en un mundo de diferencias por naturaleza.

No hay mal que por bien no venga, quizás la crisis económica  nos ayude a ser mejores (a los que vivimos en la opulencia), a darnos cuenta que si en nuestro alrededor más cercano hay personas que tienen verdaderos sufrimientos, yo soy yo y mis circunstancias, debo hacer algo para evitar esta situación. Hay, cada vez más un sentimiento uniforme de que lo económico no se imponga a las personas.  Que los pueblos decidan, pero con respeto de los otros.

Y yo que me atrevo a soñar, que me gusta coger una nave espacial del futuro y apostar fuerte por él, todo para conseguir un mejor presente, os digo que el resultado de una cultura de respeto llevará a las sucesivas generaciones a abandonar debates como aquel de cuál debe ser el sistema económico/político más adecuado, para instaurar sistemas donde reina el respeto a la igualdad, de poblaciones que acepten que el bien del vecino debe ser a su vez propio.

 Este día la función de felicidad de la sociedad(que viene determinada por el cubrimiento de necesidades "no es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita") alcanzará el máximo, en el que un mundo de filantropía, donde no haya lugar a aquellos que meten miedo, que amenacen para imponer su propio interés olvidando el de los demás. Este día, habrá una gran diversidad de sociedades pero que todas tendrán un elemento común: su origen, la voluntad de los integrantes de las mismas, una voluntad que repugna con todas sus fuerzas un trato desigualitario, las armas y los comportamientos que manifiestan el odio y que son resultados de una pobreza personal y de principios humanos. El amor al prójimo será muy presente en la educación de cada uno.

Las preguntas que me suscito por el momento es que podemos hacer: el señor Krishnamurti a esta pregunta, dice que el problema esta en la evolución psicológica y eso que debemos hacer es cambiar los patrones que nos han guiado hasta aquí. Mi respuesta es similar, pero más sencilla, apreciemos las otras culturas que nos rodean y en cuanto a las desigualdades, en la medida de lo posible, ayudemos a evitarlas. Tomemos conciencia de que nuestro comportamiento como elemento de una sociedad, sirve para educar a los otros actores de la misma.    

En conclusión, con esta parrafada promulgo la Pacem in Terris. Una paz en tierra no sólo entendida como la no existencia de conflictos bélicos, más que una afirmación de no conflictos entre nuestros iguales los seres humanos, en el trato diario, en las opiniones de nuestros políticos, en relación a nuestras necesidades económicas. Pero todo esto es un horizonte que debe marcarse cada uno, el cual no puede ser determinado por mi persona pero que considero fundamental la influencia de estos principios por el bien de los demás para el hoy y para el mañana. Un abrazo, y decir que os quiero a todos, que os respeto y que voy a intentar hacer lo posible para que mi comportamiento no sea contradictorio con la apuesta tan fuerte, casi un all-in, que hago hoy aquí.


José Ignacio González Herrera, Viernes 17 de mayo del 2013, en la ciudad de Lyon.

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