Gallegueando....

Viajar un poco más por Galicia era mi asignatura pendiente (tengo una pausa en la escritura porque uno de mis amigos de la resi me ha estado contando que el otro día el sólo tuvo un accidente de coche, y ha salvado la vida de milagro. El coche ha quedado siniestro total. Me sentiría mal si después de su relato no advirtiera a mis queridos seguidores sobre la precaución que se ha de seguir al volante) y este puente así lo he hecho.

Varios integrantes del grupo de los Sénecas partió el martes hacia el descubrimiento de una nueva tierra llamada por sus habitantes "calidade". Aquel día fuimos a visitar una antigua bodega de vino. Lo bueno de relacionarse con Sénecas no es sólo que conoces a gente de toda España y puedes aprender de la diversidad sino que también somos de diferentes carrera. El motivo de la visita fue la restauración de la bodega para un trabajo que tenía que hacer Roberto.

Al tiempo de pasearnos y recrearnos por la anterior bodega, y soñar en la nueva, varios hombres estaban haciendo orujo y, con gran amabilidad, nos invitaron a probarlo recién hecho ( también degustamos licor café blanco, licor de hierbas, tinto joven y vino blanco).

Tras la degustación de los vinos y la cada vez mayor presencia del sol, nos alegramos y partimos hacia Ribadavia. Allí pudimos presenciar su castillo y darnos un paseo por el barrio judío. Después fuimos hasta Tui, cuya ciudad antigua me gustó bastante, especialmente su catedral. Y como estabamos en Tui no pudimos con la tentación y decidimos cruzar andando el puente que une a España con Portugal.

El miércoles fuimos hasta A Guarda. En la mañana aprovechamos para subir hasta el Monte de Santa Tecla donde hay unas especies de casas celtas y además se presencia una maravillosa vista del estuario del Miño en su desembocadura al atlántico. Por la tarde paseamos por el casco antiguo de A Guarda además de recorrer su puerto. Por la noche fuimos invitados por la que durante el día había sido nuestra guía, Miriam, a cenar en el magnífico restaurante Riveiriña. Habíamos tenido mucha suerte, si el primer día habíamos quedado encantados con la generosidad de los vinicultores, la hospitalidad de Miriam y su familia nos maravilló aún más. La cena fue magnífica, entre otros platos tuvimos la oportunidad de degustar una paella de marisco.
Hartos de comer, fuimos hasta Vigo donde salimos de fiesta.

El resto de los días  visitamos Combarro, Pontevedra, la isla de la Toja, la Isla de Arousa....  En Combarro encontramos numerosos Orreos (casa tipica gallega que se elva del suelo por una especie de patas de piedra) al lado de la costa.

El tiempo nos ha acompañado en el viaje, he tenido la oportunidad de conocer más a los grandes compañeros Sénecas y de divertirme aprendiendo. Ayer jueves, después de pegarnos un homenaje en un restaurante de O Grove debatimos tranquilamente sobre diferentes temas muy interesantes, me encantó como lo ha hecho todo el viaje.

Un abrazo seguidores. Ya mismo estaré en casita.